La mayoría de los usuarios creen piadosamente que basta con sacudir el polvo del recipiente o cambiar la bolsa de papel.
Sin embargo, descuidar la limpieza completa del propio colector de polvo provoca una reacción en cadena de consecuencias desagradables, según el corresponsal de .
Poco a poco en sus paredes internas y filtros se forma una densa capa del polvo más fino, grasa y lana. Esta sustancia se convierte en un caldo de cultivo para gérmenes y en fuente de un persistente olor a humedad, que la aspiradora empieza a esparcir por la casa cada vez que se limpia.
El motor del aparato se ve obligado a trabajar con mayor carga, empujando el aire a través del obstáculo obstruido. El sobrecalentamiento acorta inevitablemente la vida útil del corazón del aparato, y repararlo es comparable a comprar una unidad nueva.
No sólo disminuye la potencia de aspiración, sino también la calidad de la limpieza: el polvo fino simplemente deja de captarse. Los alérgenos y los ácaros del polvo vuelven al aire de la habitación, anulando el esfuerzo.
Los propietarios de modelos aquafilter olvidan a menudo secar el recipiente después de cada uso. La humedad del interior crea las condiciones ideales para el moho, que esparce sus esporas por toda la habitación.
Aclarar regularmente el contenedor y los filtros con agua fría y neutralizante debería ser un ritual tan habitual como vaciar la basura. Las piezas deben secarse bien durante un día antes de volver a montarse.
Este sencillo procedimiento no lleva más de quince minutos, pero cambia radicalmente el ambiente de la casa. El aire está notablemente más limpio, el aparato es más silencioso y dura años.
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