Una lengua canina húmeda pasada de repente por la mejilla es un gesto que muchas personas interpretan como una muestra de afecto, y no están lejos de la verdad.
Sin embargo, las raíces de este comportamiento son mucho más profundas que el simple apego emocional, informa .
Para los cachorros de una camada, lamer el hocico de un adulto que vuelve de cazar es una forma de pedir comida estimulando su regurgitación. Este instinto infantil se transforma en la edad adulta en una poderosa herramienta social.
Un perro que lame la cara o las manos de su amo demuestra sumisión y reconocimiento de su superioridad en la manada. Es un gesto de confianza y respeto, un intento de reforzar los lazos sociales esenciales para la supervivencia.
El cinólogo Igor Melnikov señala que el aspecto gustativo también es importante en este ritual. La piel humana tras un paseo o una comida puede retener micropartículas de sal o comida, lo que resulta interesante para el perro
Pero el mensaje principal sigue siendo el mismo: «Reconozco tu liderazgo, soy tu amigo, no soy una amenaza». Es una apelación a nuestro instinto paternal que tales acciones activan de forma no verbal.
Cuando un perro, un alabai enorme y de aspecto formidable, se acerca a lamerme suavemente la mano, lo tomo como el colmo de la sinceridad. En ese momento, no es sólo un perro, sino una criatura que habla el lenguaje universal del cariño. Es su forma de decir «gracias» o «estoy aquí, estoy bien», saltándose la barrera de las especies.
Sin embargo, conviene distinguir entre el lamido tranquilo y ritualizado y el lamido compulsivo y nervioso. Si un perro intenta lamerse constantemente la cara, las manos o los objetos, podría ser un signo de mayor ansiedad, estrés o incluso problemas gastrointestinales.
Este comportamiento requiere una observación cuidadosa y, posiblemente, consultar a un especialista, en lugar de apaciguarlo. Curiosamente, a los perros se les da muy bien leer nuestras reacciones.
Si una persona se ríe, se aparta, pero sigue acariciando al perro, la mascota recibe una señal contradictoria y puede volver a repetir la acción. Tener clara la reacción ayuda: si se siente incómodo, rompa el contacto con calma y firmeza redirigiendo la atención hacia un juguete o una orden.
No debe fomentarse el lamido activo de la cara en niños pequeños ni en personas inmunodeprimidas. La boca de los perros, a pesar de todo nuestro amor por las mascotas, no es estéril.
Es más seguro e higiénico recibir estos «besos» en el dorso de la palma de la mano: el significado del mensaje se entenderá tal cual y habrá menos riesgos para la salud. Aprecia este gesto tan antiguo como el mundo, pero pon límites razonables.
Su respuesta adecuada ayudará a su perro a entender exactamente cómo mostrar afecto sin pasarse. Se trata de un diálogo en el que tu turno no son las palabras, sino las acciones.
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