Un gato semi-familiar que vivía en el patio puso una vez una paloma muerta en el porche, la miró con orgullo a los ojos y salió corriendo.
Este gesto, tan chocante para los humanos, se considera en el mundo felino como la máxima expresión de responsabilidad y cuidado social, informa un corresponsal de .
Al traer una presa capturada, el gato está demostrando que te considera un miembro de su familia, un miembro que, desde su punto de vista, no sabe cazar. Este comportamiento lo ha heredado directamente de sus antepasados salvajes.
La madre de un gato primero lleva a sus gatitos presas cazadas, luego presas semivivas para que practiquen con ellas, y sólo entonces los lleva a cazar con ella. De este modo, su gato adulto, que desliza un ratón bajo sus pies, asume el papel de madre nutricia y mentora.
Intenta alimentarte o enseñarte una habilidad para la vida. La zoopsicóloga Lidia Molchanova señala que regañar a un gato por un «regalo» así es un grave error que rompe la confianza.
En su sistema de coordenadas, realizó una acción heroica y generosa, y como respuesta recibió enfado y rechazo. La mejor reacción es una gratitud reservada (se puede decir «gracias» con calma), y luego, mientras el gato está distraído, deshacerse del trofeo en su ausencia.
Curiosamente, algunos gatos no traen la presa real, sino sus alternativas: juguetes, calcetines u otros objetos pequeños. Los colocan con el mismo orgullo delante de su dueño y a veces maúllan fuerte para anunciar su éxito.
Esto demuestra que el instinto es fuerte, pero o bien la caza no está disponible o la mascota se da cuenta de que el juego «real» no será apreciado en casa. Mi propio gato, que nunca salía a la calle, hacía esto con un ratón de peluche todas las mañanas.
Se subía a la cama con él, retumbaba como un tractor y colocaba cuidadosamente el juguete sobre su almohada. Era su ritual de cuidado, su contribución diaria a nuestro bienestar colectivo, y yo me tomaba este regalo con la debida seriedad.
Para reducir la frecuencia de estas ofrendas espeluznantes, puedes probar a satisfacer el instinto de caza jugando. Las sesiones activas con una varilla provocadora, simulando la persecución, captura y «matanza» de un juguete, dan al gato el derecho moral de considerar la caza un éxito.
Una tarde llena de juegos puede reducir su deseo de aplicar el programa en el mundo real. Es imposible erradicar por completo este comportamiento, ni tampoco es necesario: forma parte de la naturaleza del gato.
Sólo puedes minimizar sus manifestaciones haciendo que la vida de tu gato sea más satisfactoria y ofreciéndole formas alternativas de satisfacer su instinto. Aprecia el gesto, por desagradable que pueda parecer.
Si de repente un gato empieza a buscar una presa aunque nunca lo haya hecho antes, puede estar percibiendo tu estrés o intentando cuidarte, para «alimentarte» en momentos de necesidad. Son mucho más perceptivos de lo que creemos, y sus cuidados adoptan a veces formas tan extrañas y aterradoras.
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