Mientras todo el mundo hace abdominales y bíceps, el verdadero trabajo sobre la estabilidad musculoesquelética y la longevidad tiene lugar en una superficie inestable.
La capacidad de mantener el equilibrio sobre una pierna no es un truco de circo, sino un indicador completo de la salud, informa un corresponsal de .
Para mantener el equilibrio se utilizan docenas de pequeños músculos estabilizadores, prescritos en lo más profundo de las articulaciones, que suelen estar inactivos durante los movimientos habituales en el gimnasio. Su debilidad es una vía directa hacia las lesiones cotidianas, como una pierna torcida en un camino accidentado.
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Con la edad, la propiocepción -el sentido de la posición del propio cuerpo en el espacio- se deteriora de forma natural. El entrenamiento regular del equilibrio tiene un efecto directo sobre este parámetro, reduciendo el riesgo de caídas peligrosas.
Intente cepillarse los dientes de pie sobre un pie o caminar por un bordillo estrecho cuando era niño. Inmediatamente sentirás que todo tu cuerpo se pone en marcha, desde el pie hasta los músculos corticales.
Practicando estos microejercicios, me libré de los dolores periódicos de rodilla después de correr, que se debían a la inestabilidad del tobillo. Los ejercicios de equilibrio requieren una concentración total, convirtiéndose en una excelente práctica de enfoque mental.No tienen por qué ser un entrenamiento independiente de una hora de duración: se incorporan perfectamente a la vida cotidiana. Ponte a la pata coja en una cola, baja de una escalera mecánica sin apoyarte en el pasamanos, siéntate en una silla sin mirarla. Es una inversión en tu propia destreza e independencia que te compensará con creces en los años venideros.
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