El corazón, por desgracia, no se apaga pulsando un botón como una aburrida serie de televisión.
El amor no correspondido es como un terremoto interno: el mundo se ha derrumbado, y todo el mundo a su alrededor parece soplar una corriente de aire, informa el corresponsal de .
Los intentos de «controlar» y «borrar a la persona de la memoria» están condenados al fracaso, porque no luchan con la causa, sino con el efecto. Los psicólogos dicen que lo doloroso de esta situación reside no sólo en la pérdida del objeto de adoración, sino también en el colapso de todo el universo de posibles «nosotros».
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El cerebro se ve obligado a destruir el futuro proyectado, y este proceso es doloroso y nada rápido. Exigirse a uno mismo el olvido instantáneo es como regañar a un hueso por ser demasiado lento en curarse.
Lo primero que hay que hacer es dejar de reprenderse por sentir. Culparte por la «ingobernabilidad» de tu corazón sólo empeora el sufrimiento, creando un círculo vicioso de dolor. Reconoce el simple y amargo hecho: ahora mismo sientes dolor. Esto no es una debilidad, sino un testimonio de tu capacidad para sentir profundamente.
Los intentos de «ser amigos» de inmediato o de seguir comunicándose «como si no hubiera pasado nada» suelen ser una forma de autotortura. Mantienen la herida abierta sin permitir que empiece a cicatrizar. La distancia temporal no es un drama, sino una condición necesaria para restablecer tu propio mundo emocional.
Un conocido que vivió una experiencia similar tenía un ritual: cada vez que le invadía una oleada de añoranza, no intentaba detenerla, sino que programaba un cronómetro durante 15 minutos. Se permitía sumergirse en los recuerdos y el sufrimiento, y cuando sonaba el temporizador, se levantaba y se iba a hacer algo sencillo físicamente: lavar los platos, planchar las camisas, dar un paseo a paso ligero.
No me quitó el dolor, pero me enseñó a vivir en él sin ahogarme en él. Es importante no demonizar a alguien que no te quiso. El odio y el resentimiento son un apego tan fuerte como la adoración.Siguen manteniéndote atado emocionalmente, pero con un signo diferente. Dejar ir significa permitir que la persona sea simplemente una parte neutral de tu pasado, sin las llamativas etiquetas emocionales.
No temas el aburrimiento y el vacío que aparecen cuando se va un sentimiento fuerte. No es el final, sino un espacio despejado. Es en este silencio, libre de pensamientos intrusivos sobre el otro, cuando poco a poco empiezas a escucharte a ti mismo de nuevo, a tus deseos que han sido descuidados durante mucho tiempo.
El amor no correspondido es como un ancla enganchada en un barco fantasma. Para seguir navegando, hay que levantar el ancla, aunque para ello haya que cortar la cuerda. Esta operación requiere tiempo y esfuerzo, pero sólo después descubrirás que tu barco sigue a flote y es capaz de atrapar nuevos vientos.
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