Muchos dueños se enorgullecen de decir que su perro es un «aspirador» que lame el suelo hasta las migajas más pequeñas.
Sin embargo, este hábito, arraigado en instintos ancestrales, puede albergar peligros inesperados para la salud, según un corresponsal de .
Recoger comida del suelo es un comportamiento natural de los sabuesos, pero los entornos urbanos modernos distan mucho de las condiciones naturales.
El problema más obvio es el riesgo de recoger un producto estropeado o una sustancia venenosa caída accidentalmente al suelo. Mucho menos visible, pero no menos grave, es el riesgo de ingerir regularmente productos químicos domésticos.
Las partículas microscópicas de detergente que quedan en el suelo después de limpiar se acumulan en el organismo y pueden provocar problemas digestivos crónicos.
El veterinario Dmitry Savelyev advierte de que recoger constantemente comida de superficies duras contribuye a un rechinamiento inadecuado de los dientes. El perro no muerde la comida, sino que la traga, deslizando los incisivos sobre baldosas o laminado, lo que somete al aparato dental a una tensión antinatural.
Psicológicamente, comer sin control todo lo que hay en el suelo puede ser un signo de aburrimiento o falta de ejercicio mental. Una mascota que no tiene actividades interesantes empieza a «cazar» migas para ocuparse y obtener al menos nuevas impresiones y sensaciones gustativas.
Nos encontramos con este problema con un Zwergschnauzer que patrullaba la cocina en busca de trocitos caídos. La solución no fue luchar contra el instinto, sino redirigirlo: empezamos a utilizar una alfombrilla para buscar comida en la que escondíamos golosinas. Esta actividad satisfizo completamente su necesidad de «conseguir» comida.
Curiosamente, esta moneda tiene una cara positiva. Algunos caninos recomiendan esparcir comida seca por el suelo limpio o por la hierba del patio para animar al perro a buscarla. Este proceso ralentiza la absorción del alimento y proporciona a la mascota el trabajo mental que necesita, imitando el comportamiento alimentario natural.
Es importante distinguir entre lamer inofensivamente el suelo después de comer y buscarlo y comérselo todo compulsivamente. El segundo caso requiere atención y corrección, ya que puede provocar una intoxicación grave o ser síntoma de una enfermedad, como problemas pancreáticos o carencias de micronutrientes.
Proporcione a su perro suficiente actividad física y mental, aliméntelo con comederos especiales para rompecabezas, y su interés por el suelo como fuente de alimento se reducirá notablemente. Su trabajo no consiste en prohibírselo, sino en ofrecerle una alternativa más digna y segura.
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