En el mundo animal, una mirada directa suele considerarse un desafío o una amenaza, pero no en la comunicación entre perros y humanos.
Cuando tu mascota te mira fijamente a los ojos, se desencadena un poderoso proceso bioquímico que refuerza vuestro vínculo.
En ese momento, el cerebro de ambos libera oxitocina, conocida como la «hormona del amor» o del apego. Las investigaciones confirman que esta mirada mutua funciona según el mismo principio que el contacto visual entre la madre y el bebé
Crea un bucle de retroalimentación positiva que refuerza los sentimientos de confianza y afecto. Los perros son únicos en su capacidad de iniciar este contacto; los lobos, incluso los domesticados, no se comportan así.
Elena Gordeeva, adiestradora canina con muchos años de experiencia, señala que se pueden determinar las intenciones de un perro por la dirección de la mirada. Si la mascota mira directamente a los ojos, y su mirada es suave y relajada, se trata de una manifestación de afecto y búsqueda de contactos.
Una mirada huidiza o rígida centrada en la mano, por ejemplo, puede ser señal de tensión o ansiedad. Curiosamente, a los perros se les da muy bien reconocer cuándo una persona les está prestando atención.
Son más propensos a establecer contacto visual con alguien que está interesado en comunicarse con ellos, y prácticamente ignoran a las personas indiferentes. Esto demuestra que para ellos ese diálogo es consciente y tiene un color emocional.
Mi propio perro corgi parece utilizar esta herramienta de manipulación con notable precisión. En cuanto quiere un trozo de la mesa, sus grandes ojos inteligentes se clavan literalmente en mí y es casi imposible resistirse.
No suplica con la voz, su poderosa arma es su muda pero elocuente mirada. A veces parece que en esos momentos no sólo pide comida, sino que intenta establecer un contacto emocional profundo.
Esta mirada atraviesa toda la flacidez externa y el ajetreo del día, recordándole la esencia misma de su relación: reciprocidad simple y pura. Sin embargo, es importante recordar que no todos los perros se sienten cómodos inicialmente con la mirada.
Los animales tímidos o poco socializados pueden percibirla como una amenaza. El contacto visual debe introducirse gradualmente y con mucha delicadeza.
Observe a su perro, aprenda a leer su mirada y descubrirá un nuevo lenguaje silencioso para su amistad. Es el raro caso en que el mensaje más importante se transmite sin un solo sonido.
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