Por qué los jardineros expertos se toman su tiempo para cosechar calabacines: el arte de detenerse a tiempo

El calabacín parece ser el cultivo más fácil y sencillo de estropear.

Pero es esta aparente sencillez la que a menudo juega una broma cruel a los jardineros, que retiran el fruto demasiado pronto, cuando alcanza el tamaño de un pepino grande, según el corresponsal de .

En pos de una piel tierna y semillas pequeñas, pierden lo principal: el verdadero sabor y valor nutritivo. El verdadero carácter culinario del calabacín sólo se revela tras alcanzar la madurez biológica, cuando su piel se vuelve densa y adquiere un sonido sordo al golpearla.

En esta fase, el fruto acumula la máxima cantidad de sustancias secas, azúcares y vitaminas, y su carne pasa de acuosa a firme y fragante. Tales ejemplares constituyen un excelente caviar y guisos, en los que cada pieza mantiene su forma.

Retirado en estado de madurez técnica, un calabacín joven está condenado a marchitarse y estropearse rápidamente, debe consumirse literalmente en un día. Los frutos completamente maduros pueden guardarse en un lugar fresco durante meses, como la calabaza, convirtiéndose en un estratégico alijo de invierno.

No hace falta enlatarla con urgencia: siempre tendrás tiempo de preparar un plato fresco con ella. El calabacín, que se deja en el arriate hasta que está completamente maduro, envía a la planta a una misión.

Esto permite al arbusto redirigir la energía a la formación de nuevos ovarios, alargando el periodo total de fructificación hasta las heladas de otoño. La cosecha constante de frutos microscópicos, por el contrario, agota a la planta, obligándola a gastar energía en la producción interminable de más y más embriones.

También hay un aspecto puramente práctico: un calabacín grande, completamente maduro por peso y volumen de pulpa, sustituye a cinco o seis pequeños. El tiempo que se ahorra en la recolección y el procesado se hace evidente cuando en lugar de una montaña de verduras se arrancan unos cuantos frutos sólidos y pesados del lecho. El rendimiento en kilogramos por metro cuadrado no hace sino aumentar.

Algunas variedades, especialmente el calabacín, son realmente buenas desde muy jóvenes, y está escrito en su programa genético. Pero los clásicos calabacines de carne blanca y muchos híbridos de piel oscura están diseñados para ganar potencia y sabor.

Simplemente se les roba su potencial sin darles la oportunidad de realizarse plenamente. La cuestión de las semillas también se resuelve a favor del fruto maduro.

La pulpa que rodea a las semillas grandes y maduras se pela fácilmente con una cuchara normal, dejando en las manos una pulpa limpia y lista para cortar. En los calabacines demasiado maduros, de los que a menudo se advierte, el problema no es la madurez, sino la recolección tardía, cuando las semillas ya han empezado a brotar en su interior.

Este enfoque requiere un replanteamiento de la estética de la cosecha, donde el valor pasa de la cantidad a la calidad. Una cesta con un par de calabacines gigantes pintados al sol tiene el mismo aspecto espectacular que una caja llena de verduras inmaduras. Es la personificación de la paciencia y el respeto por los ritmos naturales de la planta.

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