Esta especia aromática ha encontrado usos inesperados mucho más allá de la sopera.
Según un corresponsal de , su olor penetrante y ácido sirve de fiable escudo contra las plagas de insectos.
Las polillas y los insectos no soportan el aroma específico del laurel. Unas cuantas hojas colocadas en un recipiente con harina o cereales se convierten en una barrera infranqueable.
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No cambian el sabor ni el olor de los propios productos, lo que distingue favorablemente este método del uso de productos químicos. Los cereales permanecen completamente neutros, listos para ser utilizados en cualquier plato.
Las hojas de laurel también pueden colocarse en las estanterías de los supermercados y en el interior de los armarios. Su olor crea una zona protectora invisible que las plagas prefieren evitar.
La misma propiedad funciona en la panera, manteniendo los productos horneados frescos un poco más de tiempo. La hoja desincentiva un poco el moho, aunque por supuesto no anula las normas de almacenamiento.
Algunas azafatas también la ponen en una bolsa de frutos secos, que son especialmente favorecidos por varios gusanos. Las nueces conservan su sabor original sin absorber sabores extraños.
Conviene cambiar estos repelentes naturales cada pocos meses, ya que su olor desaparece gradualmente. El proceso dura unos segundos, pero los beneficios son tangibles.Este método se lleva probando desde hace muchas generaciones, cuando aún no se oía hablar de los insecticidas en bolsitas. Es sencillo, respetuoso con el medio ambiente y no requiere ningún desembolso económico adicional.
A veces, las soluciones más eficaces no están en el supermercado, sino en casa. especias-estaciones. Sólo tienes que mirar las cosas familiares desde un ángulo ligeramente diferente.
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