Cómo entender el maullido del gato: descifra las melodías de tu mascota

Sorprendentemente, los gatos salvajes adultos apenas utilizan maullidos para comunicarse entre sí.

Este rico arsenal de sonidos -desde el suave «miau» hasta el exigente «¡MIRRA!» – fue desarrollado por ellos específicamente para los humanos, según un corresponsal de .

Los gatos se dieron cuenta enseguida de que nosotros, aunque no tenemos el lenguaje del olfato ni el corporal, respondemos perfectamente a las señales vocales. Cada gato crea su propio «vocabulario», que un dueño atento aprende a reconocer.

Un «miau» corto y alto en la puerta es claramente una petición de salir, mientras que un «miau» largo, gutural y bajo es una declaración de hambre. Con el tiempo, empiezas a distinguir docenas de matices, como si estuvieras aprendiendo un nuevo dialecto.

El felinólogo Sergey Mikheev compara el maullido del gato con el llanto de un bebé, que está programado evolutivamente para provocar una reacción rápida de los adultos. Por eso, a veces es tan difícil ignorar las peticiones especialmente insistentes y ruidosas: afectan a nuestros nervios a un nivel profundo y subconsciente.

Los sonidos producidos por un gato no nacen en las cuerdas vocales, sino en los músculos de la laringe, que comprimen y destensan la hendidura vocal al pasar el aire. La fuerza y la velocidad de esta compresión determinan el tono y la duración del sonido, creando toda una paleta de vocalizaciones.

Mi gata siamesa tiene un registro verdaderamente operístico. Puede hacer monólogos enteros, pasando de un chillido a un gruñido y a un trino ensordecedor cuando llego a casa.

Tengo la impresión de que me está contando con detalle todos los giros y vueltas del día anterior. Es especialmente interesante ver cómo los gatos cambian su «discurso» dependiendo de la situación y del oyente.

Con el dueño pueden utilizar un conjunto de sonidos, con el veterinario – otro completamente distinto, más ansioso y lastimero. Esto demuestra su gran capacidad comunicativa y su inteligencia social.

Presta atención no sólo al sonido, sino también al contexto y al lenguaje corporal. Un «miau» suave, interrogativo y con la cola levantada es un saludo, mientras que un rumor bajo acompañado de orejas gachas es una clara señal de irritación.

La imagen completa sólo se forma a partir de todos los elementos juntos. Intente responder de vez en cuando a su gato repitiendo sus entonaciones.

Notarás cómo te mira con interés y a veces incluso responde. No es sólo un juego, sino un diálogo real que ayuda a fortalecer tu vínculo único con esta criatura asombrosa.

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